Cómo aprender a perder (sin destruirse), según ‘Bronce’
Bronce
Si este bronce pesa mal, no te angusties, es normal
Entrevista a Déjenme Dormir sobre su disco Bronce, un testimonio de resiliencia en el proceso de aprender a perder, transformando el peso del dolor en autodescubrimiento en lugar de autodestrucción.
Esta entrevista será de gran valor para la sección “Descubriendo contextos” del Proyecto: 100te la música, basado en nuestra lista de los mejores discos de 2024.
Déjenme Dormir en línea: Bandcamp, Spotify, Facebook
Preguntas para guiar la lectura
- ¿A qué conclusión llega sobre cómo enfrentar la pérdida?
- ¿Qué emociones transmite la instrumentación del disco?
- ¿En qué se parece esperar a alguien a rasgarse las heridas?
- ¿Cómo se utilizan las ruinas urbanas como símbolo visual?
- ¿Qué experiencia sentimental le parece universal?
Entrevista a Déjenme Dormir
Nos identificamos emocionalmente con el título ‘Bronce’ y su canción homónima. En mi juventud me pesaba el perfeccionismo, entonces me consuela el verso: “En tercer lugar, yo te quiero igual”. ¿Cómo aborda el disco el concepto de ‘aprender a perder’, como dice en Bandcamp? ¿Sugiere resignación, paciencia o simplemente aceptación?
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El concepto de “Bronce” y del tercer lugar nace de una cierta manera de afrontar la pérdida. En mi opinión, es la conclusión más sana a la cual uno puede llegar después de perder, especialmente perder a alguien importante en tu vida. Algo se perdió, pero algo se aprende en el camino. Entender que no es el fin del mundo y enfrentar la pérdida con la frente en alto sugiere paciencia y aceptación más que resignación.
¿Cómo creen que el sonido del rock alternativo, como las guitarras distorsionadas o el conjunto de la banda, contribuye a transmitir las temáticas y emociones del disco?
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El sonido más pesado y reposado siento que aporta mucho a la emocionalidad de los temas, el llanto de cada explosión. Escuchamos mucho slowcore mientras hacíamos el disco; tempos más lentos, pero igual de efectivos al momento de transmitir frustración o pena. Lo tuvimos muy en mente al momento de producir el disco.
Ritual
Desgarro pequeñas piezas de mí
“Ritual” habla de ‘desgarrar pequeñas piezas de mí’. ¿Sienten que sus canciones se parecen a esas piezas tan personales? ¿Se asemeja el proceso de componer sobre la pérdida a “rascar la herida otra vez”, dolorosa pero con “algo de placer”?
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“Ritual” es un poco más literal de lo que parece. Cuando chico, siempre me mordía las uñas por ansiedad y me rascaba la cabeza hasta hacerme heridas. Al sacarme las costras, siempre sentí un poco de placer, un placer definitivamente poco sano.
“Ritual” habla de esperar a alguien y de lo autodestructivo que puede llegar a ser ese proceso.
Las canciones del disco en este caso podrían ser pedazos de uno desgarrados, pero no tanto con el fin de encontrar catarsis, sino más bien por la necesidad de procesar lo que uno está viviendo.
Prudente
Necesito sincerarme a mi mismo
A lo largo del disco, los personajes parecen estar aprendiendo sobre sí mismos a través de la pérdida. En su experiencia personal o profesional, ¿las pérdidas les han ayudado a conocerse mejor o a crecer de alguna manera?
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Definitivamente. El disco explora casi cronológicamente una experiencia de pérdida. En ese proceso, creo haber aprendido mucho de mí mismo y, paralelamente, al compartir esa experiencia con los chicos de la banda y hacer música juntos que habla sobre esa vivencia, como banda nos encontramos y descubrimos de muchas maneras.
Monótono lugar
Nuestra esquina en este mundo… tan vacía hoy se siente
En “Monótono lugar”, se menciona que la casa no se siente como un hogar sin la presencia de alguien. En su proceso de composición, ¿cómo ven la relación entre el espacio físico y el emocional? Además, ¿existen lugares en Santiago que representen emocionalmente lo que se cuenta en el disco, como si el espacio reflejara un estado interno?
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La influencia del espacio físico en la composición de la banda siempre la he pensado como algo muy subconsciente. Inevitablemente, vivir en una metrópolis enorme con millones de personas, a los pies de la cordillera y en el sur del mundo, nos afecta. Pero este disco en particular siento que apela a una experiencia un poco más universal que la del espacio compartido.
Con respecto a Santiago, en el arte del disco hay mucha mención a ruinas romanas. Me gusta mucho la idea de las ruinas urbanas: espacios o estructuras que son parte del pasado de una sociedad y que se quedan atrás mientras esta avanza. Pero la ciudad y la gente conviven de todas formas con sus ruinas, con su pasado. Si hacemos el paralelo emocional, tiene mucho que ver con el disco.
Para promocionar el disco, con los chicos de la banda nos sacamos fotos en las ruinas del Puente Cal y Canto, un puente construido sobre el río Mapocho que fue demolido en 1880. Ese lugar me parece bastante simbólico.
Arco I
¿Y qué quedará después?… El tiempo dirá.
Las colaboraciones con Inundaremos en “Arco I” y con Javiera Donoso en “Ingenuo” le dan un toque único. ¿Estas colaboraciones representan una conversación no solo entre los personajes de las canciones, sino también entre las bandas? ¿Cómo contribuyen estos diálogos a su propio proceso de aprendizaje?
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Ambas colaboraciones son una conversación entre dos personas en un momento muy delicado de una relación. Yo siempre lo he pensado como una conversación entre personajes más que entre la banda y el público.
Sin embargo, creo que el público se ve reflejado muchas veces en esas conversaciones; son situaciones universales, al fin y al cabo. ¿A quién no le han roto el corazón?